REGRESO PIRATA
Pistolas, barcos y peleas por tesoros de incalculable valor parecen
ser una fórmula exitosa. Sin embargo, la línea entre el triunfo y la
derrota suele ser delgadísima.
El camino sobre la tabla de madera parece una constante en la última
entrega de Piratas del Caribe 4: Navegando aguas misteriosas.
En esta oportunidad, el famoso Capitán Jack Sparrow (Johnny Depp)
escapa de una condena a muerte y después de un enfrentamiento con su antiguo amor Angélica (Penélope Cruz) termina en La Venganza de la Reina Ana, barco del temible pirata Barbanegra (Ian McShane) y padre de Angélica, para buscar la Fuente de la Juventud. Ese tesoro también es buscado, paralelamente, por Barbossa (Geoffrey Rush) convertido en corsario del rey Jorge II (Richard Griffiths) y por los españoles.
Entre los diversos desafíos que deberá afrontar la tripulación de Barbanegra para llegar a la Fuente se encontrarán con sirenas, seres mitológicos que encantan a los marinos para llevarlos al fondo del mar y devorarlos, la recurrente traición pirata y la atracción no sólo de Sparrow y Angélica sino también de un cura y una sirena.
Como en las anteriores entregas, las escenas que parecen tener más importancia para el director son aquellas en las cuales el famoso capitán debe escapar de la cárcel o la muerte y que, de más está decirlo, sale airoso de las maneras más insólitas además de aquellas en donde se enfrenta a los peligros o a lo desconocido de la naturaleza y también logra vencer cualquier obstáculo. Pero ya en la cuarta oportunidad parece un poco reiterativo que Sparrow siempre tenga la suerte necesaria para obtener la victoria frente a una veintena de oficiales o a los piratas más temidos. Así como también resulta cansador que utilice el ridículo para lograr su propósito.
Para algunos, los 141 minutos de duración son excesivamente extensos para un relato que no es muy profundo. Para otros, en cambio, el tiempo será efímero e insuficiente para una película llena de efectos especiales y ya pensarán en la posibilidad de ver a su ídolo en una quinta entrega.
Brenda Caletti
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